
A favor: ambiente agradable y familiar; curso tranquilo; inscripción gratuita y generosa bolsa del corredor.
En contra: que tal vez la página web desactualizada esté afectando el número de corredores.
Una carrera fija en el calendario desde que vine por primera vez hace dos años. Es difícil encontrar una carrera gratuita en estos días, más incluso si se trata de un maratón. Por extraño que parezca, los corredores son siempre escasos en comparación con otras carreras, aun yendo por su edición número 22. Aguilar de Campoo puede no ser una gran ciudad, pero tiene buenas conexiones de transporte que la hacen fácilmente accesible. También ofrece lugares interesantes para visitar, y múltiples oportunidades de senderismo en los alrededores.
Empezando a las 9 de la mañana, es solo un corto paseo desde mi alojamiento. La mañana ha aparecido cálida, con pronóstico de 28°C al mediodía. El entrenamiento durante la semana fue suave, después de la carrera del fin de semana pasado: la media maratón del Douro Vinhateiro, una carrera agradable en un entorno inmejorable.
Nos congregamos unos 30 corredores, la mayoría de ellos caras conocidas. Después de un breve resumen de Gabriel, nos dirigimos a completar una primera vuelta corta, a la que seguirán 5 vueltas más largas desde Aguilar hasta el pueblo de Villallano.
Saliendo de Aguilar por la tranquila carretera hacia Villallano, atravesamos el polígono industrial con sus fábricas de galletas. Al ser domingo está vacío, aunque el olor dulzón está en el aire. Poco después encontramos las dos únicas pendientes del trazado, cuando la carretera cruza por encima de la autovía y del ferrocarril. Con un curso de ida y vuelta, las cuestas, que tendremos que superar hasta 10 veces, terminan por ser exigentes.
Nada más salir el grupo de cabeza, de unos 6 corredores, se aleja rápidamente, con un ritmo envidiable. Intento acomodarme en un grupo adecuado, pero con tan pocos corredores no es tarea fácil. Afortunadamente por el curso lineal siempre se cruzan corredores en la dirección opuesta. En ocasiones algunas palabras de aliento son impagables. Me mantengo bien hidratado en los dos avituallamientos, alternando agua y bebida isotónica. Sin sentir las piernas tan frescas como deseo, trato de mantenerme en un ritmo de crucero.
Con la temperatura en aumento, subo y bajo algunas posiciones, mientras que los espacios entre corredores aumentan y los grupos son cada vez menos numerosos. Antes de entrar en mi última vuelta ya he sido doblado por los 3 primeros corredores, aunque lo importante es que ya solo queda una vuelta más.
Cruzo la línea de meta por debajo de la barrera de 4 horas (3.57.25), y puesto 15 de 28 finalistas. No importa, ya que todos recibimos nuestro trofeo y bolsa con galletas. Hora para algunas despedidas, aunque muchos volveremos a vernos en el maratón de Almagro, en 3 semanas. En cuanto a mí, Pamplona espera primero, el próximo sábado.

