MARATÓN ATLÁNTICO MELIDES-TROIA (25/07/2021 – 98)

Área de salida

Maratón Atlántico largamente buscado, ya desde 2017. Sin embargo, siempre acababa por surgir algo y dejarlo de lado. Este año se cuadraba el calendario, y eso a pesar de los problemas con la inscripción, que acabé por hacer dos veces (aunque solucionado después).

El maratón (¿o ultra?) son 43 kilómetros por arena, desde la playa de Melides hasta la península de Troia, siguiendo la orilla del mar. Junto al maratón hay también una versión corta de 15 kilómetros.

La semana de la carrera se tornó complicada por la segunda dosis de la vacuna del Covid. La noche del lunes al martes 12h de autobús desde Lisboa a España. La primera dosis de Moderna no me enteré. La segunda, el miércoles, acaba por golpearme de lleno, con fiebre (38.2°C) que apenas me deja dormir. Con paracetamol, otras 12h de bus de vuelta la noche del jueves a viernes, y aún un último entrenamiento corto esa tarde. Después descansar y dormir todo lo posible antes del domingo.

A las 9 de la mañana y con una temperatura suave y cielo cubierto algo más de 100 corredores tomamos la salida. Sin pérdida posible, solo es correr en línea recta con el mar a la izquierda. Con solo 3 avituallamientos disponibles, es necesaria la Camelbak.

El comienzo de la carrera

Tras la salida y sudando copiosamente intento encontrar mi ritmo. La duda es si correr por la arena seca y blanda, o bien más cerca de la orilla, con la arena más húmeda y dura, aunque con los pies en el agua casi de continuo. Optando más por esta segunda opción intento hacerme al terreno, con poco éxito. Sin encontrar un ritmo cómodo se hacen largos los kilómetros.

A pesar de lo bello del entorno, su uniformidad, el sonido continuo del mar y la playa sin fin, con grandes distancias entre corredores, acaban por volverse casi hipnóticos. Así, a veces me encuentro con el agua a nivel de la rodilla.

Sin avituallamiento sólido utilizo mis geles e isotónico antes de llenar mi depósito con agua, en el control del kilómetro 28. Aún queda mucha carrera por delante. Y ya se acumula el cansancio, por la continua inclinación a la izquierda, que se hace notar sobre todo a nivel del tobillo.

Poco a poco veo que la playa empieza a virar hacia la izquierda en dirección a Troia. Sin embargo, las distancias son engañosas, y los kilómetros pasan más lentos que en una prueba en carretera.

Al final, cansado y con mi peor tiempo en la distancia cruzo la línea de meta en 5.49.26, en la posición 134 de 146 finalistas. Lleno de arena por todos lados me refresco en el mar. Las zapatillas, completamente destrozadas y llenas de arena quedan ahí.

Zona de llegada

Maratón 98, difícil por lo desconocido del terreno y unas condiciones físicas menos que óptimas. En 6 días hay otro maratón. De volver a esta Troia-Melides, posiblemente la haré descalzo.

Preparado para la carrera
Finisher después de todo

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