
Esta es la primera parte de un monográfico donde vamos a tratar de aclarar un poco la relación entre práctica deportiva y embarazo. En esta primera entrada estudiaremos en general deporte y embarazo, mientras en la siguiente nos enfocaremos en las mujeres corredoras.
En primer lugar, podemos distinguir dos categorías de mujeres embarazadas:
- Previamente sedentarias: se recomienda una progresión gradual del ejercicio, comenzando simplemente con caminar.
- Previamente activas: no se ha definido un nivel seguro de intensidad máxima. Se recomienda continuar con la rutina de ejercicios previa al embarazo en ausencia de complicaciones.
Los cambios fisiológicos del embarazo en la madre se pueden clasificar en tres grupos:
Musculo-esqueléticos
- Aumento de peso
- Desplazamiento del centro de gravedad
- Aumento de la laxitud ligamentosa
Cardíacos
- Aumento del volumen sanguíneo, de hasta un 50% a término de embarazo
- Aumento de la frecuencia cardíaca, de hasta 10-15 latidos por minuto en reposo
- Mayor volumen sistólico y gasto cardíaco
- Disminución de la resistencia vascular sistémica y la presión arterial
Respiratorios
- Aumento de hasta un 50% del volumen respiratorio y ventilación por minuto
- Disminución fisiológica de la reserva pulmonar
- Disminución de la disponibilidad de oxígeno
Respecto a los efectos del ejercicio físico a nivel del feto destacaríamos:
- Aumento de la frecuencia cardíaca, de 10 a 30 latidos por minuto, durante/inmediatamente después del ejercicio con respecto al valor basal
- El ejercicio fue bien tolerado al evaluar el flujo sanguíneo de la arteria umbilical, la frecuencia cardíaca y el perfil biofísico tras 30 minutos de ejercicio moderado
- Mejor tolerancia al esfuerzo del parto
- Sin diferencias significativas en el peso al nacer
Mientras que los efectos del ejercicio físico sobre la madre serían:
- Mejora/mantenimiento de la condición física
- Disminución del aumento de peso
- Disminución de la incidencia de diabetes mellitus gestacional (o mejor control de la glucosa en sangre en pacientes con ella)
- Menor riesgo de preeclampsia (presión arterial alta gestacional)
- Menor incidencia de parto por cesárea
- Menor tiempo de parto, así como del tiempo de recuperación posparto
Las embarazadas de bajo riesgo toleran bien hasta 40 minutos de ejercicio moderado. Las pautas generales para el ejercicio serían:
- Asegurar una hidratación adecuada
- Caminar, el entrenamiento de fuerza y los ejercicios acuáticos son seguros para casi todas las mujeres
- Andar en bicicleta es seguro durante el primer trimestre, pero se desaconseja después debido a cambios en el equilibrio y riesgos de caída
- Evitar actividades con alto riesgo de caídas, altitud, posiciones supinas (algunas en yoga y Pilates) y buceo
Por otro lado, se recomienda detener inmediatamente el ejercicio si se observa:
- Sangrado vaginal o pérdida de fluídos
- Contracciones regulares
- Dificultad respiratoria o disnea
- Mareos o dolor de cabeza
- Dolor en el pecho
- Debilidad muscular que afecte el equilibrio
- Dolor/hinchazón en pantorrillas
Asimismo, también hay ciertas condiciones en que la práctica deportiva está contraindicada:
- Enfermedad cardíaca
- Enfermedad pulmonar restrictiva
- Alteraciones del cuello uterino
- Gestación múltiple
- Sangrado durante el segundo/tercer trimestre
- Placenta previa (bloqueo del cuello uterino por la placeta) tras 26 semanas
- Ruptura prematura de membranas o trabajo de parto.
- Preeclampsia (presión arterial elevada)
- Anemia severa
En nuestra próxima entrada nos vamos a centrar en las mujeres que corren, y cómo abordan el entrenamiento y los cambios corporales y físicos propios del embarazo.
Bibliografía:
Exercise During Pregnancy.
Albright E.
Curr Sports Med Rep. 2016 Jul-Aug;15(4):226-7. doi: 10.1249/JSR.0000000000000277.
