MICROVESÍCULAS Y SU RELACIÓN CON EL EJERCICIO

Las células liberan pequeñas vesículas en el espacio extracelular, que entran en la circulación sanguínea y actúan sobre células remotas. Se las llama microvesículas, y cuando fueron descubiertas se pensó que eran un producto de desecho de las mismas células. Actualmente se sabe que participan en la comunicación celular, transportando diversas sustancias, como proteínas, lípidos o ácidos nucleicos, desde su célula origen a lugares distantes. A esta comunicación se la conoce como conversación cruzada entre tejidos (o tissue crosstalk en inglés).

Las microvesículas circulantes difieren en características y concentración entre individuos sanos y aquellos que padecen ciertas dolencias. Una menor concentración de ciertas microvesículas se ha relacionado con una salud vascular deficiente, característica de enfermedades como la obesidad, diabetes tipo-2 y enfermedad coronaria.

El deporte es un estímulo natural para la liberación de microvesículas, habiéndose encontrado niveles más elevados en plasma de individuos sanos tras 90 minutos de un test incremental de esfuerzo en carrera o bicicleta. El curso temporal de liberación de las microvesículas indica que su liberación comienza temprano durante el ejercicio, antes del pico de lactacto característico del umbral anaeróbico, y sus niveles se mantienen elevados hasta horas después de terminar la actividad deportiva.

Este incremento de microvesículas en la circulación se relaciona con la activación física causada por el ejercicio. Pueden estar ayudando a eliminar los productos celulares de desecho para mantener la homeostasis (equilibrio) celular, o ser señales fisiológicas en respuesta a la actividad física.

Un estudio encontró un aumento en la concentración de varias proteínas asociadas a las microvesículas tras el ejercicio, sugiriendo que su carga era transferida a células y tejido diana, con preferencia por el hígado. Al tomar plasma de ratones tras el ejercicio y transferirlo a ratones que no habían realizado ejercicio se encontraron mayores niveles de estas proteínas asociadas a las microvesículas en el hígado de los roedores “transplantados”. El hígado parece que sería el órgano de destino preferencial.

Se han encontrado muchos tipos de microvesículas, que se alteran de modo diferente según el tipo de ejercicio, duración e intensidad, entre otros factores, aunque parece que la intensidad es el factor determinante en su liberación, con objeto de enviar señales a tejidos y órganos lejanos, y cambiar la función o morfología de sus células.

Estudios futuros necesitarán clarificar la dinámica de la liberación de microvesículas en respuesta al ejercicio y su importancia fisiológica.

 

Bibliografía:

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