
Seis días desde el maratón Mega Challenge, y justo de vuelta a España es hora del maratón de Valdebebas. Organizado por David Paños con la ayuda imprescindible de algunos familiares y voluntarios está en su segunda edición. Con 20 participantes como máximo, la inscripción (20€) se tramita por invitación. En mi caso fui introducido por Enrique Benito, de Calle Running.
La semana fue intensa de trabajo, sin ningún entrenamiento desde la carrera del domingo, y una dieta, por circunstancias, basada principalmente en frutos secos y fruta. El aire acondicionado del trabajo me ha dejado también con ciertos síntomas de resfriado. Llegar a Madrid a medianoche, e ir a dormir a las 3 de la madrugada no es precisamente lo más recomendable para competir. Afortunadamente la salida es a las 11 de la mañana, y solo a 300 metros de la estación de Valdebebas, fácilmente accesible con el Cercanías desde el centro de Madrid.
El maratón se plantea como 40 vueltas a una avenida peatonal, justo frente a la ciudad deportiva del Real Madrid. Los participantes se empiezan a congregar en la salida, con algunas caras ya conocidas, muchos de ellos con gran número de maratones a sus espaldas. Se plantea la carrera en formato “neutralizado”, corriendo en grupo para un tiempo final de 4 horas y 30 minutos.
Después de alguna foto previa del grupo, y con tiempo soleado y agradable, los 19 participantes comenzamos el maratón. El ritmo es tranquilo, como se espera para el tiempo planeado. El avituallamiento está en el punto de inicio de las vueltas, y está bien surtido y atendido.
Tras la primera parada, en torno al kilómetro 7, enseguida el grupo principal se divide en dos, cada uno de ellos de 6-7 corredores. El hecho de que el circuito sea circular permite que todos los corredores nos crucemos dos veces por vuelta, lo que permite determinar fácilmente las posiciones de cada uno. Me encuentro cómodo en el grupo de cabeza, donde enseguida dejo de llevar cuenta de las vueltas.
Pocos kilómetros más tarde, con la energía algo escasa, comienzo a perder contacto con el grupo de cabeza. Paso la media maratón en solitario ligeramente por encima de las 2 horas, aún dentro del ritmo para las 4.30. Con tanta carrera por delante, y sintiéndome ya cansado, parece que hoy va a ser necesario un cierto grado de esfuerzo y sacrificio.
Los primeros corredores empiezan a doblarme. Con un circuito tan corto, era claro que iba a ocurrir, aunque la camaradería y los gritos de apoyo están siempre presentes. Acabo preguntando a otros corredores por el número de vueltas que llevan, para saber en cual estoy yo. Ya aburrido del circuito, y sufriendo por lo duro del terreno, cubierto de baldosas, comienzo a hacer pequeñas pausas para caminar cuando me detengo para beber o tomar algún bocado.
Cuando aún me faltan 5 vueltas los primeros corredores están ya terminando, ligeramente por encima de las 4 horas. A medida que van quedando menos corredores en el circuito, y con las energías en niveles mínimos, termino en 4.42.59, corriendo 200 metros extra, por una confusión con donde terminaba la vuelta.
No se me dan muy bien las carreras a muchas vueltas. Termino satisfecho con la experiencia, aunque no tanto con mi rendimiento tras el éxito de la semana pasada.
Puntuación: 4.5 / 5
A favor: un maratón organizado por corredores y para corredores, donde se corre entre amigos; el personal de apoyo en el avituallamiento, siempre con una palabra de ánimo y listas para ayudar.
En contra: la superficie dura y el recorrido, que inevitablemente termina por hacerse aburrido después de 40 vueltas; que la disciplina “de grupo” para llegar en 4.30 se rompiera tan pronto.

