
Retornar al maratón de Castelló suponía volver a la última carrera “normal”, sin mascarillas, que corrí antes del Covid-19, allá por febrero de 2020.
Descartado el maratón de Murcia por fechas, y con Sevilla agotados los dorsales, quedaba Castelló como mejor opción para hacer un maratón en febrero. Lo que no sabía lo complicado del viaje desde Valladolid, sobre todo para volver, ya que la anterior ocasión había volado desde Lisboa a Valencia. Para la ida tuve la suerte de un tren directo, que me dejaba en Castelló solo 40 minutos antes del cierre de la feria del corredor. Justo el tiempo para llegar a por el dorsal en la expo, donde ya estaban retirando los stands, e ir después a comprar algo para el desayuno.
Tras una pequeña vuelta por la ciudad, me retiro pronto a descansar. Con el hotel al lado del Parque Ribalta, zona de salida y llegada, solo necesito bajar unos minutos antes para meterme en mi cajón y unirme al resto de los participantes. Hay dos distancias, un 10k, con salida a las 9.00, y el maratón, con salida a las 9.15.
Con una temperatura ideal para correr y cielos parcialmente cubiertos, salimos a la hora señalada a por los 42k, por un circuito completamente urbano y llano, al que daremos dos vueltas.

En esos primeros compases me veo cerca del grupo de 3h30m, a los que consigo mantener a distancia visual. Cruzo el 10k en 51.12, y la media maratón en 1.48.37. Con la mitad del trabajo hecho, la cuestión es ver como de lento haré el segundo parcial respecto del primero. Por detrás veo que andan Lola, David, Pepe, Txema y compañía.
Los avituallamientos, numerosos y bien provistos, son un ejemplo de organización. No es de extrañar la etiqueta de World Athletics.
En el segundo paso por la zona portuaria aparece el Sol, y con ello más calor. Algo cansado, y a falta de unos 5 kilómetros para la meta, me sobrepasa el grupo de 3h45m. Sin embargo queda poco y aún puedo intentar mejorar los 3.49.46 de la edición de 2020.
Finalmente llego a meta con un tiempo neto de 3.47.29 (oficial de 3.47.56), tras haber invertido 11 minutos más en la segunda mitad que en la primera. El tiempo justo para ir al hotel, tomar una ducha rápida y encontrarme con David, que me hace el favor de acercarme a Madrid en coche, y evitarme una compleja combinación de trenes. Además el descuento del 5% de Renfe para los corredores no es mucho, cuando piden ya 120€ solo por el trayecto de Valencia a Madrid.
Carrera de organización perfecta, en la que además se pulveriza el récord del mundo femenino de 10k por la keniana Yalemzerf Yahualaw, con 29.14. Con esta ya es la segunda carrera en que estamos donde se bate un récord del mundo, tras el maratón de Berlín 2014.
Siete días para recuperarse antes de la siguiente cita maratoniana, en Bilbao…
PUNTUACIÓN: 5/5

