Cuando corrí el maratón en Barcelona en 2018 me dije que seguramente tardaría bastante en volver. La situación política con el independentismo se palpaba en el aire, y realmente el ambiente no era bueno en la ciudad.
Cuando planificaba la temporada 2023 maratoniana encontré un vuelo directo desde mi ciudad por solo 5 euros, que me decidió a volver a dar una oportunidad a la ciudad. Afortunadamente la situación estaba mucho más calmada y la experiencia ha sido todo lo positiva que hubiera esperado.
Con más de 10 mil corredores en las calles y un tiempo inmejorable me volví a enfrentar a los 42 kilómetros, con salidas escalonadas desde las 8.30.
Esta vez, a diferencia de Murcia el mes anterior, decido mantener el ritmo alejado del grupo de 3h45m. Mentalmente no es difícil planificarse parciales de 16 minutos cada 3 kilómetros.
Así las cosas, llevo prácticamente los ritmos clavados hasta el kilómetro 28, al que llego con un pequeño margen para acercarme a mi objetivo. A estas alturas la temperatura es considerablemente más elevada que a la salida, lo cual exige mayor hidratación en los avituallamientos, a poder ser de isotónico, para evitar la deshidratación, y la mucho más peligrosa hiponatremia.
Aunque aflojando ligeramente el ritmo en la zona del puerto, que con menos público coincide con “el muro”, consigo aún ir superando corredores según nos volvemos a adentrar en el centro de Barcelona, donde el público se vuelca en animar a los necesitados corredores.
Encaro la recta de meta, sabiendo que este maratón ya no se puede escapar. Paro el cronómetro en un tiempo neto de 3.45.43. Maratón 73 sub 4h, 57 en España y 115 del total.
Después de Semana Santa previsiblemente nos tocan el Maratón del Clarete, nuevo maratón en la provincia de Valladolid, y de nuevo, por séptima vez, el Maratón de Madrid.
Saludos, y hasta la próxima línea de salida.
