

Inicialmente iba a correr el maratón de Viena en su edición de 2020, pero como tantos otros se canceló cuando se desató el Covid-19. En aquel momento iba a ser el epicentro de unas vacaciones en Viena y Bratislava, que al final no tuvieron lugar.
Más tarde, desde la organización, dieron la opción de transferir la inscripción a septiembre de 2021, o abril de 2022, que es la opción por la que me decanté. Y aún este año dieron opción de retrasar la inscripción para 2023, aunque se me pasó la fecha para hacerlo.
Así, con la fecha fijada, compré los vuelos, con el tiempo ajustado a correr el maratón y poco más. Y a última hora casi ni consigo acudir, entre el problema médico de un familiar y un positivo por Covid en el trabajo. Sabiéndome el último día libre de virus, era hora de viajar.
Llegando a Viena a mediodía paso por el alojamiento a dejar la mochila y me encamino a coger el tranvía hacia la feria del corredor, en un gran pabellón con muchos stands que me hacen recordar como eran estos eventos pre-pandemia. Recojo rápido la bolsa, con el dorsal y poco más, que, en algunos de estos maratones, que son bien caros, la camiseta hay que pagarla aparte (30€).
Ya libre de compromisos camino hacia el centro de la ciudad. Cuanto menos tiempo disponible, más hay que aprovecharlo. Aunque en esta ocasión mi vuelo de vuelta es en la madrugada del lunes, y aún me queda la tarde de mañana en la ciudad. Visito la Catedral y zonas colindantes, y me retiro pronto a descansar.

De mañana salgo temprano a coger el metro hasta la zona de salida. El maratón, medio maratón y maratón por relevos salen conjuntamente. Mi cajón es el número 2, y a él entro con antelación, mientras se va llenando de corredores. Las salidas son escalonadas, con los corredores de élite a las 8.57, y los demás cajones cada 5 minutos a partir de las 9.00.
Con puntualidad, gran ambiente y buena temperatura cruzamos en primer lugar el Puente Reichsbrücke sobre el Danubio. Un inicio de carrera que me recuerda a la media maratón de Lisboa, cruzando el Puente 25 de Abril. A continuación tomamos por primera vez las avenidas arboladas donde Eliud Kipchoge bajó por primera vez de las 2 horas en maratón en su proyecto Ineos en 2020.
El recorrido de la prueba es completamente urbano. Durante los primeros 20 kilómetros maratón y medio maratón comparten circuito. Después el maratón se separa, y va a por una segunda vuelta en gran parte diferente a la primera. Cruzo la media maratón en 1.55.07.
Sin liebres que sirvan para llevar un poco el ritmo, por las salidas escalonadas, y con los corredores de la prueba de relevos a ritmos diversos, la prueba es aún más personal si cabe. Sabedor de mis segundas partes, tendré que regular bien para conseguir llegar a meta por debajo de las 4 horas. Llegando al 30k en 2.46.39 aún tengo margen.
De nuevo en las largas rectas arboladas del recorrido de Kipchoge van pasando los kilómetros antes de encarar de nuevo el centro de la ciudad para los últimos 4 kilómetros, ya con mucho público apoyando en las calles. Aun así se hacen largos, con cada curva mostrando otra larga recta delante.
Concluyo en 3.59.19. Un sub-4 para mi maratón 110, que añade Austria como país 12 en mi periplo maratoniano.


Me encamino al alojamiento, medalla en mano. Hay aún mucho que ver, y poco tiempo. Ya casi había olvidado la sensación de sentir todo nuevo en un país extraño.
Seguiremos buscando otras experiencias…
PUNTUACIÓN: 4.5 / 5
A favor: recorrido llano y urbano; feria del corredor.
En contra: la bolsa del corredor podía haber sido más generosa, o incluir la camiseta.
#TogetherWeRun #VCM
